Cómo te extraño. No debo. No
debería. No deberé. Pero a este maldito corazón no puedo detenerlo.
Me está matando. Poco a poco y no
lo ves. No lo quieres ver. Nunca lo quisiste ver y ahora me estoy dando
cuenta…quiero mentirme. Miénteme. Mentiras dulces que no duelan…cuchillos
afilados con algodón.
Me entregaste primaveras; las
convertiste en eternos inviernos. Me regalaste flores muertas y yo creía que
eran eternas; ilusa.
Débil. Rota. Perdida. Llorosa.
Pequeñita. Así me has dejado y lo sabes, aunque no me hables, aunque no me
veas, aunque no me leas. Me has dejado sola; siempre lo estuve, pero ahora me
doy cuenta.
¿Por qué me diste fuerzas para quitármelas de un plumazo? ¿Por qué
me dijiste que jamás te irías si te fuiste sin decir adiós? ¿Por qué me
entregaste falsa confianza? ¿Por qué me engañaste? ¿Por qué no fui esa única que
tanto te llenabas la boca de decirlo?
Hundida, un pozo sin salida…no
logro ver esa luz que me salve. Gracias. Las tinieblas tienen tu firma; la
rúbrica de la falsedad.
Llamaste a mi puerta sin
esperarte. Besabas las palabras, rozabas mi piel provocando volcanes; todos
tuyos. Todos nuestros. Me marcaste sin apenas darme cuenta, adoraba esas marcas
con tu esencia…anhelaba los susurros al despertar. Ansiaba tus miradas que
desnudaban, que vestían con esa delicadeza que tú sólo entregabas.
Escuchabas mi silencio, me
sentías en la distancia, tu respirar se convirtió en el mío…
Te sentí en cada poro de mi piel,
en cada sueño tú eras el protagonista, el viento me gritaba tu nombre y te
buscaba como una niña…perdida sin ti. Te dediqué cada luna, cada nuevo
amanecer, te regalé mis sueños; aquellos que te llevaste.
Acuérdate de la melodía que
creamos con nuestros besos, recuerda de la partitura de nuestra canción llena
de propósitos, de planes, de fantasías, donde el dolor no existía, donde
perderse en el otro jamás se planificó, pero ocurrió. Pasó. Miénteme. Dime que
ocurrió. ¿Fue así verdad?
Me sentí libre atada a ti.
Me sentí como un pájaro en
nuestro mundo.
Y sigo sintiéndome así cuando
cierro los ojos y te veo. Te veo en aquella puerta mirándome bailar en nuestro
hogar con olor a jazmín. Me agarrabas fuerte por mi espalda, aquella que centímetro
a centímetro saboreabas arqueando mi cuerpo hacia ti creando lujuria. Aquella que
atabas con cuerdas sin dolor. La condena de tu mirada que me sigue arrastrando a ti sin
remedio.
Fui yo. Fui niña. Fui mujer. Me
hizo invencible la única debilidad que tenía: TÚ.
No tenía miedos. Miento, tenía
uno y al final ocurrió. Te fuiste. Sin despedirte. Sin decir adiós. Sin un lo
siento. Sin un quédate ahí. Nada. Silencio. Opacidad. Maldito presentimiento.
Maldito tiempo. Maldito calendario. Maldito tú. Maldita yo.
Dime que fue auténtico. Que valió
la pena. Que de algo sirvió sentir y perder. Perderte. Perderme. Dime que
alguna vez no mentiste. Dime que me llevas en ti como te llevo yo. O dime algo.
Pero dime.
Dime qué fuimos.
Y te fuiste. O jamás estuviste.
Jamás lo sabré; tú te encargaste de dejarme así. Las risas que creamos en este
mundo gris las guardé en el cajón de los imposibles. Las promesas las tiré por
el suelo donde me desnudaste, todas ellas. Los fantasmas se quedaron aquí, me
adoran. Ellos no se van.
Los días pasaron y descubrí el
juego. O eso creí yo. Pero los cobardes no hablan; callan. Tenías esa magia tan
única, con una luz inmensa que sólo la veíamos tú y yo, arcoíris en días nublados.
Sentí muerte. Negué tu huida y la
ira hizo acto de presencia. La rabia me quemaba tanto que ardía buscando
culpables. ¿Fui la causante de tu adiós? Pero jugué con el tiempo y creé esa
fantasía que jamás apareciste en mi vida; así dolía menos. Así engañaba a mi
corazón. Qué estúpida.
Jugué a olvidarte. Jugué al no
pensarte, jugué a que no me importabas. Esa partida la perdí y por goleada. Ganó el extrañarte.
Y costó. Y cuesta. Y sigue costando,
pero acepté. Acepté que me dejaste sola. Admitir que jugaron o que se incumplen
las promesas duele, pero nos toca ser realista.
Perdí. Más bien jamás fui
partícipe de la partida de esta historia. Era la que creyó ser titular y
realmente era la suplente. Soy sincera: siento que algo real fue. Siento que me
llevas en ti. O es lo que deseo. Quizás
me sigo mintiendo.
Marcaste canciones que me
acompañarán siempre, incluso aquella dedicada a una despedida. Sonaba aquella
noche que lloraba mientras hablábamos… la última noche que me desnude por ti.
No te exijo razones, no te pido
motivos de tu adiós. No te pido que vuelvas, que me desnudes el alma que
sentiste, no te pido que hagamos imposibles. Dominaste mi mundo sin apenas
darme cuenta. Ganaste batallas y ahora se quedó la guerra en mí.
No me arrepiento. Jamás lo hago.
Jamás lo haré. No me lamento de haberte sentido, de haberte extrañado, de
sonreír al recordarte, al leerte, al soñar contigo. Jamás negaré que te
entregué más de lo que creí y me di cuenta en tu jugada.
Mentirse es peor que reconocer
que te necesité tanto que sentía que todo era una pesadilla, que era una
irrealidad, una fantasía que pronto se diluiría…Llorar con rabia por no poder
quitarte de mí.
¿Cómo se puede dejar a alguien que jamás fue tuyo?
Me quedé rota por dentro cómo ya
no recordaba, cenizas que no arderán jamás. Sólo me queda él, el tiempo. El que
da y quita razones. O no las da.
Y sigo aquí. Sonrío. No poseo luz,
pero sigo caminando. Sigo aquí donde me dejaste cuando cogiste el camino y me
diste la espalda, en el mismo lugar pero no soy la misma. Cambié. Me cambiaste.
Todo nos cambió. Sé que no eres el mismo. Lo presiento. Sabes que sentí terror
en tu partida, sabes la de lágrimas que todavía tienen tu sabor. Sabes que
fuiste el pilar pero también lo que me derrumbó. Pero preferiste huir sin
motivos, o éstos los desconozco. Y eso me supera. Necesito respuestas.
Necesitaba…
¿Cómo se olvida? Por instantes
quiero ignorar lo sentido pero es más inmensa tu fuerza.
Mil preguntas que mi mente
intentaba buscar respuestas, buscando el porqué de algo que jamás existió en ti
, o sí pero ahora es cuando la venda cae, lenta, se desliza con la oscuridad que
implantaste en mi mundo.
Necesitaba decirlo. Necesitaba
expulsarlo. Necesitaba chillar en esta noche fría de invierno. Tenía que
llorar. Tenía que gritar aunque no me escuches. Aunque jamás lo leas, aunque
jamás te des cuenta de lo que fuiste para mi.
Me despido.
Me marcho. De tu mundo. No te espero. Necesito
irme de ti, me consumes. Extrañar a quién ni te piensa es perder el tiempo y
quiero vivir. Quiero creer, quiero volver a sonreír. Quiero bailar aunque no
haya esa mirada cautivadora observándome. Quiero soñar. Necesito locura. Ansío
melodías y la tuya retumba en mi mente.
Si vuelves me tendrás para escucharte,
pero no para sentir. Cerré el corazón con mil candados. Si vuelves no te exigiré
razones, ya no.
¿Y sabes? Necesito que seas
feliz. Aunque no sea a mi lado. Ese hogar ansiado, lucha por él. Jamás llores.
Jamás sientas frío. Pídele que te proteja, que te abrace en las noches, que te
bese dulcemente. Dedícale esas canciones a la vida que debes vivir. Sonríe y
vuelve loco al mundo.
Seguiré protegiendo tus sueños,
las pesadillas se quedaron conmigo.
Jamás sabrás que te quise, jamás
lo supiste. Ni yo lo supe. Jamás sabrás que te lloré, que te sigo llorando.
Nunca
llegaste a entender que tuvimos el paraíso en nuestras manos enlazadas.
Isabella.
Fuente: Pinterest. |
¡Guauuuuuu!Impresionante y muy, muy bueno, querida amiga. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarY por favor...sigue escribiendo ����
Qué bonito eres!! Necesito escribir, el alma me grita y crear emociones es un regalo. Gracias por tu apoyo. 😘❤️
EliminarMaravilloso, como pedirle al corazón que deje de sentir, a la mente que deje de recordar y a la piel de sufrir?
ResponderEliminarGracias por tus palabras. El corazón va por libre aunque la mente quiere dejar de recordar..
ResponderEliminarOstras. Muy bueno. ❤️
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