domingo, 23 de febrero de 2020

Huracanes...

Todos somos huracanes. Todos somos calma. Algunos más que otros sin duda...
Todos poseemos colores pero el color que predomina será distinto para cada persona. ¿El tuyo cuál es?
No contestes. Y si lo haces hazte la segunda pregunta : ¿Antes eras ese color?  
Hay un estudio denominado "Modelo Insights" que se basa en un único pilar: saber detectar el color de la persona que tienes delante, según sus emociones y luego poder utilizarlo en tu beneficio. Un ejemplo; las personas azules y rojas son más racionales, mientras que las verdes y amarillas son más emocionales. Por otro lado, las personas azules y verdes son más introvertidas, mientras que las rojas y amarillas son más extrovertidas.   
Igual pasa con los estados de ánimo. Personas que son esa brisa primaveral y hay otras que son tormentas allá dónde vayan; en su pensar, en su sentir, en su manera de demostrar que su alma grita, baila, dibuja. 
Quién más conoce a nuestro " yo" somos nosotros mismos pero hay instantes que la niebla de la vida, del estrés, de las decepciones o de los sueños truncados hacen que no te veas en el espejo adecuado; que tu color esté difuminado. Tranquilo; pasa. Siempre pasa. Pero cambias. Todo cambia. Hasta la roca inmóvil en esos acantilados. Se erosiona, posee otro color, otro tacto... tú eres igual.

Y se cometen errores, hay que cometerlos. No podemos esperar lo que haríamos nosotros aunque sea la solución; la llave la posees tú y sólo tú. Es duro darse cuenta que a veces la puerta de todo antes de todo la debes abrir tú; ya te ayudarán después. Pero el primer paso es tuyo. El camino debes querer hacerlo tú. Ya decides si acompañado, si puedes hacerlo o si siguen tu ritmo...
Y no nos engañemos: muchas veces hemos perdido personas aún queriéndolas pero caminaban en direcciones opuestas o a un paso distinto. 


El mar es el símil más adecuado para hablar de almas. Para hablar de sentimientos. Para hablar de mi, de ti.  Belleza, mil tonalidades de ese color azul lleno de vida. No apreciamos el final del mismo pero existe. Y jamás de los jamases el mar siente igual cada día. Nunca. Tal y como dijo el poeta belga Henri Michaux  << El alma es un océano bajo la piel>>. 
A veces envidio aquellos que son capaces de mantener la calma, los que miran los días sin prisas, sin intensidad, sin tormentas de colores o de ausencia de ellos. Debe haber equilibrio porque ¿Sabéis qué ocurre sin él? Que tu mar, tu océano coge fuerzas y engulle todo. Y se enfurece, abraza hasta a la propia soledad. Maldita ella que mata a corazones, que destruye sueños, que deja almas vacías sintiéndose ni necesarias ni suficientes. 
Y no creo en ello. Soy de las que creo que hay ese apoyo para ti. Para no caerte o , si caes, no tocar fondo. Pero quizás no lo hayas descubierto o quizás no se valore el valor que tienen. 
                       Resultado de imagen de tormenta oceano en el oceano blnco y negro
Personas intensas, "antenas" como las llamo yo. Un día os explicaré cómo estas personas altamente sensibles no lo tienen fácil. No les resulta sencillo hacer comprender cómo les afecta todo, cómo se entregan. Su elevada sensibilidad puede llevarles a desarrollar una empatía que les hace sufrir en exceso y a menuda chocan con la incomprensión de los demás.
La experiencia hace que tomes otra actitud hacia las hechos pero no dejéis de ser niños. De ilusionaros. De llorar de alegría, de gritar,de saltar e incluso de sentir miedo. Miedo de perder, miedo  a tener miedo, miedo a olvidar o a que se olviden de nosotros.
Spoiler de la vida:Decepciones vais a tener. 
Pero no, no pienso cambiar. No puedo. Pinceladas quizás es posible pero la intensidad está en mi. La calma también. Son complementarias. El mar sin la orilla no podría existir la playa.Hacer entender que hay que aventurarse a conocer los fantasmas propios para salvarte, para conocerte, para evitar más agujeros en tu vida.Esta tarea es muy compleja.  Pero cansa. A veces es agotador las montañas de la vida. ¿Y qué haces en ese instante? Tumbarte en tu playa y respirar. Observar y dejarse llevar con el viento de la lógica o no lógica. Tu mente irá a kilómetros de distancia que tu corazón pero tu papel es sencillo: sentir sin dolor. Con entrega, con necesidad, con todo. Sin dejar de ser tú. 

En el amor, en la familia, en un proyecto...en toda actividad o sentimientos que hacen que te conviertas en huracán con su energía y rapidez. Con su bruma, su furia y fuerza. Ese aroma a verdad.
Pero después de las tormentas viene la calma. Tan importante e incluso más que la intensidad de los temporales. Hay que volver a la tierra, hay que saber esperar y la paciencia se convertirá en tu amiga impuesta. No os lleváis muy bien. Pero cuando sientes huracán y debes ser calma...luchas en tu interior...y puedes explotar. Y si a la fiesta invitamos a la necesidad entonces el cóctel puede resultar explosivo y peligroso. 
Jamás dejéis de ser vosotros pero estoy segura que algunos de vosotros deseó o desea cambiar algo de su personalidad o manera de actuar. De expresar tus sentimientos o lo que esperas. Calma. Sólo eso.
Y tiempo. Las murallas ya vienen de serie. Y si se derrumban en otros instantes las volvéis a construir, a qué si?
La experiencia y vivencias me enseñan quién te comprende y te conoce y te quiere de verdad; ahí está. Los que se fueron. los que pediste que no dijeran adiós...sácales del pasado. Sentir que estás perdiendo, que la estás perdiendo y avisas y nada...es muy duro. Es tormenta en tu alma. Sentir echar de menos, de que te comerías el mundo por esa persona es oleaje nocturno incontrolado.
Aún así, jugad por la arena, revolcaros en ella, reír, llorad si lo necesitáis. VIVID aunque los fantasmas vengan a por vosotros. ¿Sabéis? Yo ya me hice amiga de algunos de ellos...

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Foto de Carlos Varlcarcel