viernes, 11 de octubre de 2019

Acordes...♫♪♪♫

Acordes. Piano. Guitarra. Partitura. Canciones. Algunas con dueño y otras solitarias esperando quién puede acariciarlas por la noche…con el silencio como compañía.
Es peligroso. Os lo aseguro. Es un aviso. O quizás esté equivocada. ¿Qué crees?
Cuando un poeta escribe una canción siempre se pierde en historias, sueños, recuerdos o personas. No tiene porqué ser autobiográfico, ni mucho menos. Cada uno busca o encuentra la inspiración de diferente forma. O el tiempo mismo la trae consigo. Soy de las que en las caídas es dónde las letras lloran más profundamente. Soy de las que en las alegrías ellas bailan al son de la risa.
Con la música ocurre lo mismo. Sin ella es imposible vivir. Sería sobrevivir. Es como caminar sin banda sonora en cada paso. Sería como un tic tac de un reloj pasando las horas, pero sin luz; plena oscuridad.

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Fuente: Pinterest.
                     
Y ahora que nadie nos escucha ni lee…ellas nos conocen, ellas nos acompañan en cada avance, en cada lágrima por aquel amor, en aquel recuerdo del beso en el portal, en los capítulos de nuestra vida siempre hay música. Sólo que algunos no son tan bonitos… ¿Qué aburrido sería no?

Adoro el dulce, pero si cada día saboreara los manjares no tendría el mismo valor para mí. Pero tengo debilidades; el piano es una caricia eterna. Él me encuentra en cada camino que elijo, que evito, en el que me pierdo y no encuentro un atajo para salir. Es capaz de emocionarme y sacarme una sonrisa a pesar de lágrimas o, al contrario, llorar a causa de esa sensibilidad en cada tecla blanca y negra.
Y el poder de las canciones radica en su magia, sus letras parecen que hablan de nosotros mismos, de esa historia, de ese problema, de ese amor, de ese familiar que protegemos, de esa mirada que nos gobierna el corazón o la misma rabia que sentimos que tiene nombre y apellidos.Y tienen memoria.

¿Benditos o malditos recuerdos? La respuesta varía mucho de cuándo la contestes. Si hay cicatriz es señal de vivencia y de curación, pero antes de la señal hay dolor. Ahí respondería la segunda opción. Las canciones nos trasladan al pasado, al presente e incluso al futuro que soñamos. Y sí, lo reconozco, soy de las que en los días de nostalgia elijo las más tristes, las que son como agujas en el corazón…y sé que no soy la única ¡Espero!
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Stefan Koelsh, doctor en neurociencia, músico, psicólogo y profesor de psicología musical de la Universidad Libre de Berlín afirma que << La música puede variar profundamente el cerebro>>.
Es tal el poder de la música que su estudio concluye que puede rescatarnos o llevarnos al infierno.
          
<<Es increíblemente poderosa y debemos tener cuidado de que no sea utilizada de  mala manera>>.

Destrucción y salvación. Rescatar a personas con depresión, con Parkinson o enfermedades inmunes. El lenguaje y la música utilizan la misma red y, por ese motivo, sobre todo en los niños, aprenden más rápido los procesos del lenguaje.
Si te obligasen a escuchar la música que no te gusta, esos acordes sacarían la parte oscura de ti. Si escuchas la que te entristece puedes acabar con una depresión. ¿Sabías que es utilizada como tortura o manipulación de personas?

Pero es universal. Para todos. Sin excluir a nadie. Pero a la vez muy personal porque ese piano para mi tendrá un río de sentimientos; para ti otro mar distinto.
Esa canción que se convierte en protagonista de la tarde paseando en un parque, son tatuajes de la vida. ¿Positivo?  Ahí podrás pensar distinto que yo…pero creo que a veces no lo es. Al contrario, ¡tenemos algunas canciones que preferimos no tocar, guardarlas en esa biblioteca musical escondida, pero es tan maldita ella! Puñales de recuerdos, de cenizas, de miedos, de despedidas, de amores ya pasados, de palabras ya silenciadas.  Y sí, soy de las masocas que en escritos escucho las más intensas pero si elijo alguna de esa lista…lágrimas seguro que se mezclan en las letras. 

Pero avanzas. Ese avance es aprender de las despedidas, de las derrotas, de los momentos felices ya pasados y de los que vendrán. Debes no odiar las canciones porque ellas hablan de nosotros más de lo que creemos. Ellas te dan cobijo en días de tormenta y de arcoíris. Pero vamos a ser sinceros: 
                                   
                                  ¿Verdad que hay alguna que te desgarra el alma?


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Músicos,cantautores:poetas de historias. Salvavidas de personas. Atardeceres y amaneceres míos, tuyos.
Las canciones son luces del camino, son bienvenidas y despedidas, son besos ardientes y abrazos, son apuñaladas y arañazos. Pero la vida se compone de mil perfumes y la música es el perfume diario; cada uno elige con cuál se viste. ♪♩♪♪♪♪♪♪♪♪

Os dejo la canción que me ha acompañado en esta noche de Octubre; una de mis favoritas desde niña. 😊
"Pachelbel Canon in D Major" de Johann Pachelbel; compositor, clavicembalista y organista alemán del período barroco. 
                                 Pachelbel Canon in D Major 





jueves, 12 de septiembre de 2019

Casa sin vida...


Silencio en esa casa sin vida. Silencio que cortaba, que sangraba, que inundaba la noche. Silencio que pesaba tanto que le mataba lentamente.  Él no lo sabía, incapaz de verlo, pero tenía luz, todavía le acompañaba ya que jamás le abandonó. Le arañaron, le ahogaron con apuñaladas de mentiras, de insultos, de desprecios, de oscuridad. Le acariciaron con tenebrosos abrazos. Y ahí estaba; vivo sin vida.
Siguió caminando, jamás se rindió. Se hundió, lloró océanos mientras que su corazón seguía latiendo por la bruja. Gritó y nadie le escuchó, nadie supo interpretar esa actitud. Nadie le comprendió. Ni él mismo. La arpía se adueñó de su ser y de su corazón. Prender fuego a todo ese dolor era misión imposible, ni el mayor de los incendios alcanzaría las heridas con la firma de la dueña de sus tinieblas.
Adoraba viajar en el tiempo todas las noches junto a la luna. Se perdía por mil caminos desconocidos, sólo guiado por la brújula de la intuición. Pero los sueños desaparecieron y ellas, las pesadillas, se adueñaron de las frías noches. Seguía mirando hacia el horizonte con murallas en su corazón dañado, latía maltratado creyendo que jamás se mereció la felicidad. Fue una marioneta en sus manos; las mismas que él mismo besó hasta el amanecer.
Recordaba con nostalgia como sus manos acariciaban la delicada piel de quién creyó ser su mundo, la que besó con ansia, con ternura, con galantería y suspiros marcados en su boca. Pero aquello despareció. Se desvaneció como una noche de verano. Aquellos momentos sintió vida, tormentas de colores, libertades atadas con dos cuerpos y un corazón.
Pero todo aquello acabó. Terminó. Los pinceles sólo hacían garabatos oscuros, se perdieron y se quedaron los porqués, las culpas, las sombras que evitó encontrar pero ahí estaban; le encontraron.
La bruja ganó. El príncipe perdió. Y el reino se desvaneció…

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Y llegó. Vino como la marea del océano atlántico. Con fuerza derribando sus miedos.  Él fuerte, mil murallas de aquel mal sueño donde la bruja le hizo sentirse pequeñito y ella, menuda pero inmensa que ni ella misma era consciente. No la buscó, no la quiso ver, no la deseó, no la imaginó.
Se miraron sin verse. Se acariciaron sin tocarse. Se hablaron en silencio. Sintieron sin saber qué era el sentir. Lo estaban descubriendo en aquel momento.
Y las noches mágicas junto con la luna hicieron el resto. Ella se desnudó ante él, con timidez y pureza. Sonrisa que le dieron una luz jamás soñada. También poseía batallas que la lastimaron, demasiadas, que la llegaron a destruirla haciéndola sentir un perro abandonado. Dos perdidos por el mundo, dos náufragos de las tormentas del sufrimiento. Pero sonó.
El piano de la verdad tocaba cada nota creando la partitura de ellos dos. No había silencio, ya no. Le daba vida. Sabía que era sonreír viviendo y no soñando. Sabía que era volver a creer.
Y ocurrió. Se perdió, se entrelazaron. Le besó las cicatrices desde la lejanía, aquellas que nadie supo, aquellas que ni él mismo había reconocido. Una a una, con esa delicadeza que provocaba fuego. La podía ver, la sentía en su regazo erizando su piel. Era pura magia. Hechicera de su alma. Toda ella. Era inmensa y ahí estaba para él, sin despedidas.
Y aquella soledad en su mundo se diluyó. Se marchó. Y vino él. El miedo. Lo volvía a sentir. Temor a no ser capaz de llegar a ella, a que el tiempo decidiera. A que ese maldito reloj de arena decidiese por ellos. Pero ya estaba en él, ya eran uno. Esa mirada en las noches soñadas le cautivó sin fecha de caducidad. Siempre le dijeron que cuando necesitas algo como el aire él aparece. El pavor se hace presente para crearle fantasmas innecesarios. No los quería. No servían para nada pero ya apareció el maldito miedo.

Él dejó de creer, de sentir, de amar. Estuvo roto en mil pedazos. Ella era una flor que jamás la cuidaron, incomprensible en el mundo. Era inmensa y no era consciente de su fuerza, del hechizo de alma que poseía. Pero era su momento, el de los dos. Y lo supieron cuando ya no pesaban sus males.

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Y se juraron no caer. Jamás. Y lo escribió. Se le olvidó lo que era prometer amaneceres y estaba a punto de regalarle calma en días de huracanes, en días de rabia, de incendios, de voluntades perdidas.

<<Por ti estaré. Por ti estaré aunque me arranque los latidos que son todos tuyos. Por ti dibujaré soles, lunas en tus noches y viento para borrar tus lágrimas. Por ti bebería el agua del mar para salvarte de la sed. Por ti bajaría las estrellas para adornar tus caminos y que jamás te detengas. Por ti entraría en el infierno para salvarte de las garras del sufrimiento, de la mentira, de la hipocresía, de la maldad más pura. Por ti moriría>>.

Los equipajes de sus vivencias siempre existirán, forman parte de ellos dos pero el invierno acabó. Le volvió a regalar primaveras, le entregó el sol en los días de lluvia, fortaleza en sus caídas. Ella, su niña, le entregó verdad. No le importaba cuándo la tendría entre sus brazos para protegerla de los lobos, del fuego, de las baladas llamadas mentiras. No se iba a rendir porque ella, su hechicera, le regaló VIDA.

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martes, 18 de junio de 2019

Tornados de luna 🌜

Ella va en mí; día y noche. Con la tristeza y la alegría. Con la locura y la calma. Me protege, me observa, me acaricia.  Ella es pura inspiración.  
<<Tornados de luna>> nació cuando el alma estaba protegida y libre, nació en madrugadas llenas de escritos con la emoción como bandera. Surgió de las caricias, de los sueños, de los latidos de un corazón . Nació en el parque, en la cama, en la montaña. Nació de mí, de una soñadora eterna. 

                                                               Luna 
<< La observo y mi alma salta, mi mirada se ilumina y mi sonrisa aparece. Ella está protegiéndome, a mí con lo pequeñita que soy. Pero no es mía. No me pertenece. Es toda tuya. Tiene luz si tú la miras, posee poseía si la escuchas, huracán la llamas... Locura diría yo. Ahí está sin que nadie pueda apagarla. Hoy no. Mañana se esconderá sin que nadie la busque, sin que nadie la extrañe. La noche  es su momento; sólo vuela por el universo con las estrellas.En silencio grita, llora, gime. Pobre luna. 
¿No la oyes? Nadie quiere escucharla pero sólo tú consigues hacer música incluso de sus lamentos>>.

                                                           El poeta
<< Las historias se crearon para emocionar. El poeta surgió de la luna que posee un poder: que brille en la oscuridad. Él se pierde en mil fragancias pero buscaba el aroma de lo desconocido, no soñado sino de aquello que jamás pensó. Quizás el universo le entregaría lo deseado. Quizás le regalará ausencias o despedidas. Quizás le regale eternidad en un día, en un bucle de ellos de esa esencia. Quizás ya se perdió en el mapa de su mirada >>.

                                                      Dejarte callado
<<  " Podrás dejarme callado" pronunciaste. "Sólo tú me dejas sin poesía. Sólo tú podrás dar luz a lo que te engulle. Sólo tú demuestras que te necesitaba sin saberlo". 
Y sí, te dejé callado a cambio de nuestro tornado. El tuyo. El mío. El nuestro. El de la Luna. La tuya, toda es, la que te envuelve, la que posees incluso de día. Ya es compañera del sol, ya se abrazan, se besan, se necesitan, se aman. 
Esa luna que te entrega inspiración, que le envías mensajes que sólo descubro al tenerte aunque esté al otro punto del universo.
                      Dejarte callado jamás fue un propósito sino un sueño.
                      Dejarte callado jamás fue una acción; fue la acción.
                      Dejarte callado jamás será negativo; en tu silencio está mi victoria. 
                      Dejarte callado jamás fue algo pensado; sino sentido.
Mudo. Te dejé mudo como me pediste. Como quise. Te dejé callado como sentí, como sentíamos, como necesitábamos, como necesitaremos. Te dejé callado como pretendía, como imaginé,como dibujé. Pero callé. Me callaste. Lo hiciste. 
Me callaste con ese beso. Con el que soñé, con el que jugaba por las noches, con el que me mandaste a la luna que me entregaste y conmigo se quedó>>.


                                               
                                                            Dile

<< Luna, tú que me escuchas y me entiendes. Tú que me encandilas con tu luz, con tu belleza incomparable. Tú que me vuelves loca en la tormenta de sensaciones dile que sonría. Dile que escuche los susurros de las noches, que sienta la brisa recorriendo su piel... la que acaricio sin detenerme, la que beso con mi respiración entrecortada y se eriza con el contacto de mis dedos. La que muero por morderla. Dile que mi alma ya no es mía, no me pertenece. Es suya.  Dile que el aroma que le envuelve es el huracán de nuestras intenciones, de nuestros sueños y fantasías. Dile que le espero, que no me marcho, que no me olvide. Dile que sigo siendo su pequeña porque él siempre será el guía de mi alma. Es eternidad en mi y un susurro en mi corazón. 
Dile que arrasa, que engulle, que besa. que muerde, que atropella, que ata, que saborea. Dile que no se marche, que se quede, y si no lo hace que se vaya bien lejos. Lejos que ni la Luna pueda encontrarle. Pero dile que jamás crea que no le hablo, que jamás crea que me callo. 
Dile que jamás crea que no es nada; es todo. Lo es sin ser nada. Es marea, volcán, tormenta; es huracán que me arrastra a él con pureza; con amor ilógico pero real. El nuestro. Único. 
Es todo. Es día y noche. Es calidez y fuerza. Es música y letras. Es amanecer y atardecer. Me cura todos los males siendo él. Es vida, entrega latidos a mi ser. 
Dile que me hable. Que me grite. Que me piense. Que no sea un día. Que no sea una más. Dile que no sea un rincón sino todas las playas y orillas. Dile que no quiero que ser el máximo sino único. Dile que me cuide. O no. Dile que le protejo yo >>.

                                                    Niña voladora
<< Me llaman niña voladora pero sólo puedo volar contigo. Me llaman pero el viaje es a tu vera. Un viaje para ti, para mi. Para nosotros. Quizás a ninguna parte, quizás al mundo entero, quizás al infinito. Quizás...
Me llaman niña voladora y lo soy gracias a ti. Me entregas las alas para el vuelo, las redes que me protegen de la caída. Eres el que se entrega sin límite, el que se deja llevar con la marea...la de la luna y nuestro mundo. 
Me llaman niña voladora día y noche. Ya no vuelo sólo de noche, él tiene el poder de hacerlo con el sol, con las nubes, con los relámpagos...con el día. La noche me protege, me abre el alma, me deja con el corazón sin razón. 
Me llaman niña voladora hacía un lugar con él. Ahora. Ayer. Hoy ¿Quizás eternidad? >>. 

                                                                          Quiero
                    << Quiero dejarte sin palabras porque te las quiero regalar.
Quiero dejarte sin aliento porque quiero regalarte el mío. 
Quiero dejarte sin noches porque las quiero contigo.
Quiero dejarte sin sol porque pienso dibujarlo cada día para ti. 
Quiero dejarte sin pesadillas porque jamás vendrán a por ti los fantasmas.
Quiero dejarte sin agua porque quiero darte de beber de la mía. 
Quiero dejarte sin comida porque quiero que sólo puedas comer de mi.
Quiero dejarte sin música para crear la nuestra.
Quiero dejarte sin caminos porque sólo sea yo el mapa de tu vida. 
Quiero dejarte sin miedos y crearte sólo uno: 
que nuestro amor se muera>>. 

                                                              Tú

<< TÚ.  Tú que te escondes pero te encuentro. Tú que sonríes incluso cuando las lágrimas inundan tu preciosa mirada. Tú, que tu calma me desbarata. Tú que me besas sin besos, que me abrazas sin tocarme, tú que me proteges sin que te lo pida, tú que bailas con el huracán de mis sentimientos. Tú. Sólo tú. Todo tú. Tú creador de poesías jamás escritas y todas sentidas. Tú; debilidad y fuerza. Tu; agua entre mis dedos, susurros de mi alma, gritos de mi silencio con la luz de la luna que nos protege. 
Esperas que te susurra pero no te das cuenta que el susurro que te envío está ya en ti...desde que bailaste con los fantasmas de la noche, cuando acurrucaste los sueños que necesitaba soñar.. cuando abracé tus miedos, cuando besé cada quédate y cada no me falles, cada ámame >>.

                                                       Te diría....

<< Sentada ahí observando como recorres todo mi ser sin tocar, como te pierdes en cada punto escondido, protegido y jamás explorado. Cómo vas perdiéndote en tu imaginación y te va acercando....sin poder moverme. Atada a ti, hasta la respiración puede acariciarse y sucede. Tus dedos acarician mi mejilla y tiemblo...Tus dedos sólo acarician y dibujas. Soy tu lienzo. Pequeños círculos, diminutos pero sigues. Sigues lento porque el tiempo ya dejó de existir. Ya no hay reloj que detenga esto. Ya no hay palabras que puedan describir esta dulce locura.
Tuya. Toda tuya sin serlo. Tuya en cada caricia. En cada ausencia de ella. Me has vuelto loca con tu cordura. Me besas sin rozarme. Me has descubierto que hay sentimientos jamás creados pero sí vividos. Unos les llaman magia. Otros fantasía. Yo les llamo con tu nombre. 
Te diría que sin ti no soy yo. Te diría que me salvas de los demonios, me salvas de los miedos, de salvas de los arañazos del alma, de salvas de los golpes crueles disfrazados de caricias envenenadas. 
Te diría que supo del amor al conocerte. Te diría que te protegeré hasta con mi vida >>.

                                                    Te entrego
<<Te entrego verdad. Te entrego dulzura que ni recordabas. Te entrego cuerdas de besos, miradas y caricias. Te entrego sinceridad. Te entrego letras escritas con el alma, música del corazón, delicadeza con aroma de algodón de azúcar. Te entrego mi caos incomprendido. Te entrego mi protección. Te entrego cuerpo que te necesita, que te ansia, que te reclama. Te entrego sonrisas firmadas con tu nombre. Te entrego eternidad. Te entrego locura, sonrisas y sencillez. Te entrego calor en invierno. Te entrego aquello que jamás pudieron regalarte: te entrego amor sin fecha de caducidad. La eternidad se nos hará corta. La luna vive en ti, ahora y siempre. Lunas con sabor a chuches>>. 


El viaje de los sentimientos jamás se detiene. Sentiremos miedo, confusión, incomprensión e incluso soledad. Y duele. Pero el alma es nuestra guía y nunca se equivoca. NO dejéis de sentir, de luchar por lo que améis, por vuestros sueños. Los soñados y los que os regalará la vida. Y nunca calléis. Jamás guardéis en el baúl de vuestra vida nada. Las grandes hazañas de la historia surgieron de la incomprensión de muchos y la locura de muy pocos; éstos demostraron que seguir tu intuición y por lo que crees siempre tiene resultados. Ser feliz es obligatorio. 

Isabella Soñadora. 
💗🌜

martes, 5 de marzo de 2019

Sigue doliendo...


                     
No busqué. No te busqué. No. Me encontró. Él tan oportuno.
Dolor. Así le llamo yo. Así le bauticé porque son agujas en el pecho. Lentas, afiladas, frías que sangran sin fin.
Volví a leer tus frases, tus malditas palabras que me dijiste aquel fatídico día. Aquí me ves llorando en cada una de ellas…que ni yo soy capaz de pronunciar…
Me dejaste sola con todo aquello que hice por ti, por nosotros, por el pacto. Te besé sin rozar tus labios. Te acaricié a kilómetros de distancia. Te rogué sin pensar. No logro olvidarme de ti. De tus palabras. De tus fuegos. De tu mundo.
No logro olvidarme de tu despedida. De tu adiós. No logro borrarte. No lo lograré ni quiero. 
No logro desvanecer tus marcas, tus cicatrices, tus marcas.
Recuerdo cada propósito. Recuerdo cada quédate. Recuerdo tu voz susurrando. Recuerdo cuando me recordabas y ahora ni me piensas. Recuerdo tus amaneceres, los nuestros. Los que nadie entendió ni entenderá. Pero los borraste. Yo soy incapaz. No puedo.
                                         
                                    Muero sin tu recuerdo. Sobrevivo con él.

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Dijiste que entendías mi dolor. Eso es imposible. ¿Sabes qué es sentir que estás perdiendo aquello que jamás tuviste? ¿Lo que creías que era tan tuyo y nunca lo fue? ¿Sabes lo que es sentirse insuficiente?
                                        Y tu vida sigue igual. Sigues siendo tú.
Envidia. Te envidio. ¿Cómo lo logras? ¿Tan efímero fue? No sabes lo que es este silencio que me chilla. Callo tanto que duele. Callo que hay lágrimas que jamás sabrás que las derramo por ti. Callo aquello que sentimos, pero no somos capaces de darle vida. Se quedó en el baúl de imposibles o, quizá, pendientes.
Me callo por no dañarte. Me callo por no crear más tormentas innecesarias. Me callo para no perderte, más aún si cabe. Me callo porque me está matando y prefiero morir en vida si así te oigo en la lejanía. Me callo porque te entiendo. Me callo porque sigues en mi vida. Me callo porque debe ser así.
Tengo mil colores en mi para que pintes tu mundo, poseo mares que desean que los surques sin temor. Atesoro rincones jamás encontrados y que ansían que los conozcas, melodías para el baile de la luna que nos protege, la nuestra que en tu ventana apreciabas y te sonreía.
Y me sigue doliendo. Me sigue quemando tu voz. Me sigue arrollando tu mirada sin control. Me sigue arañando y no lo detendré. Sobrevivo con tu dolor. Con el mío.

No pienso detenerlo. No quiero. No puedo. No debo. Ya abrazo las sombras cada noche.
Quema todo lo vivido o lo soñado porque ya mezclo lo que creí con lo que ocurrió. Entremezclo lágrimas dulces y saladas. Enredo los sueños con las pesadillas.
Te cedí el control; el mío. Te entregué mis pasos. Te regalé mis sueños. Cógelos. Siguen ahí. No me acostumbro a esta realidad que empaña mi existencia. No logro sonreír como antes. No logro recuperar mi vida antes de esa tranquilidad pasional que sentía. No logro a sentirme otra vez fuerte con tu debilidad. No logro a caminar sin volar como antes descubrí que era posible. No logro tener que fingir que sigues en mi como antes. Pero lo acepto. Lo prometí. Te respeto. Nuestros caminos se cruzaron, pero no van hacia el mismo punto como antes; no por ahora. Quizás. Quizás tus pasos esperan a los míos. Quizás seré el destino. Quizás ya lo somos. Quizás…

                                           Estaba atada a ti. Sigo atada. 

Creí que era mutuo. Jamás sabrás la rabia que siento y grito en silencio. Perdóname por no ser suficiente. Perdóname por las murallas que vendrán. Perdóname por no saber entregarte luz. Perdóname por mi dolor, era mío y te afectó. Perdóname por mi mundo. Eso no me lo perdono. Ni ahora ni nunca. Perdóname por mis futuros silencios. El día que sea recuerdo, el día que me pienses sonríe porque me salvaste aunque me hundiera después. No eras tú, fui yo que no fui suficiente. Para ti no lo fui, para este mundo loco no lo fui. Para la historia que no pensé jamás escribir y ya tenía capítulos nuestros. No fui esencial y duele reconocerlo.
Perdóname por no entregarte la melodía que necesitabas; que necesité.
                                                  
                                                  Y sigue doliendo…

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Fuente: https://www.danielcolombo.com 
                      




miércoles, 16 de enero de 2019

Tenía que gritarlo...


Cómo te extraño. No debo. No debería. No deberé. Pero a este maldito corazón no puedo detenerlo.
Me está matando. Poco a poco y no lo ves. No lo quieres ver. Nunca lo quisiste ver y ahora me estoy dando cuenta…quiero mentirme. Miénteme. Mentiras dulces que no duelan…cuchillos afilados con algodón.

Me entregaste primaveras; las convertiste en eternos inviernos. Me regalaste flores muertas y yo creía que eran eternas; ilusa.

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Débil. Rota. Perdida. Llorosa. Pequeñita. Así me has dejado y lo sabes, aunque no me hables, aunque no me veas, aunque no me leas. Me has dejado sola; siempre lo estuve, pero ahora me doy cuenta. 

¿Por qué me diste fuerzas para quitármelas de un plumazo? ¿Por qué me dijiste que jamás te irías si te fuiste sin decir adiós? ¿Por qué me entregaste falsa confianza? ¿Por qué me engañaste? ¿Por qué no fui esa única que tanto te llenabas la boca de decirlo?
Hundida, un pozo sin salida…no logro ver esa luz que me salve. Gracias. Las tinieblas tienen tu firma; la rúbrica de la falsedad.

Llamaste a mi puerta sin esperarte. Besabas las palabras, rozabas mi piel provocando volcanes; todos tuyos. Todos nuestros. Me marcaste sin apenas darme cuenta, adoraba esas marcas con tu esencia…anhelaba los susurros al despertar. Ansiaba tus miradas que desnudaban, que vestían con esa delicadeza que tú sólo entregabas.
Escuchabas mi silencio, me sentías en la distancia, tu respirar se convirtió en el mío…
Te sentí en cada poro de mi piel, en cada sueño tú eras el protagonista, el viento me gritaba tu nombre y te buscaba como una niña…perdida sin ti. Te dediqué cada luna, cada nuevo amanecer, te regalé mis sueños; aquellos que te llevaste.

Acuérdate de la melodía que creamos con nuestros besos, recuerda de la partitura de nuestra canción llena de propósitos, de planes, de fantasías, donde el dolor no existía, donde perderse en el otro jamás se planificó, pero ocurrió. Pasó. Miénteme. Dime que ocurrió. ¿Fue así verdad?
                                                  Me sentí libre atada a ti.
                                       Me sentí como un pájaro en nuestro mundo.

Y sigo sintiéndome así cuando cierro los ojos y te veo. Te veo en aquella puerta mirándome bailar en nuestro hogar con olor a jazmín. Me agarrabas fuerte por mi espalda, aquella que centímetro a centímetro saboreabas arqueando mi cuerpo hacia ti creando lujuria. Aquella que atabas con cuerdas sin dolor. La condena de tu mirada que me sigue arrastrando a ti sin remedio.

Fui yo. Fui niña. Fui mujer. Me hizo invencible la única debilidad que tenía: TÚ.
No tenía miedos. Miento, tenía uno y al final ocurrió. Te fuiste. Sin despedirte. Sin decir adiós. Sin un lo siento. Sin un quédate ahí. Nada. Silencio. Opacidad. Maldito presentimiento. Maldito tiempo. Maldito calendario. Maldito tú. Maldita yo.

Dime que fue auténtico. Que valió la pena. Que de algo sirvió sentir y perder. Perderte. Perderme. Dime que alguna vez no mentiste. Dime que me llevas en ti como te llevo yo. O dime algo. Pero dime.
                                                         Dime qué fuimos. 

Y te fuiste. O jamás estuviste. Jamás lo sabré; tú te encargaste de dejarme así. Las risas que creamos en este mundo gris las guardé en el cajón de los imposibles. Las promesas las tiré por el suelo donde me desnudaste, todas ellas. Los fantasmas se quedaron aquí, me adoran. Ellos no se van.
Los días pasaron y descubrí el juego. O eso creí yo. Pero los cobardes no hablan; callan. Tenías esa magia tan única, con una luz inmensa que sólo la veíamos tú y yo, arcoíris en días nublados.
Sentí muerte. Negué tu huida y la ira hizo acto de presencia. La rabia me quemaba tanto que ardía buscando culpables. ¿Fui la causante de tu adiós? Pero jugué con el tiempo y creé esa fantasía que jamás apareciste en mi vida; así dolía menos. Así engañaba a mi corazón. Qué estúpida.
Jugué a olvidarte. Jugué al no pensarte, jugué a que no me importabas. Esa partida la perdí y por goleada. Ganó el extrañarte.

Y costó. Y cuesta. Y sigue costando, pero acepté. Acepté que me dejaste sola. Admitir que jugaron o que se incumplen las promesas duele, pero nos toca ser realista.
Perdí. Más bien jamás fui partícipe de la partida de esta historia. Era la que creyó ser titular y realmente era la suplente. Soy sincera: siento que algo real fue. Siento que me llevas en ti. O es lo que deseo. Quizás me sigo mintiendo.
Marcaste canciones que me acompañarán siempre, incluso aquella dedicada a una despedida. Sonaba aquella noche que lloraba mientras hablábamos… la última noche que me desnude por ti.

No te exijo razones, no te pido motivos de tu adiós. No te pido que vuelvas, que me desnudes el alma que sentiste, no te pido que hagamos imposibles. Dominaste mi mundo sin apenas darme cuenta. Ganaste batallas y ahora se quedó la guerra en mí.
No me arrepiento. Jamás lo hago. Jamás lo haré. No me lamento de haberte sentido, de haberte extrañado, de sonreír al recordarte, al leerte, al soñar contigo. Jamás negaré que te entregué más de lo que creí y me di cuenta en tu jugada.
Mentirse es peor que reconocer que te necesité tanto que sentía que todo era una pesadilla, que era una irrealidad, una fantasía que pronto se diluiría…Llorar con rabia por no poder quitarte de mí.                                      
                             ¿Cómo se puede dejar a alguien que jamás fue tuyo?
Me quedé rota por dentro cómo ya no recordaba, cenizas que no arderán jamás. Sólo me queda él, el tiempo. El que da y quita razones. O no las da.
Y sigo aquí. Sonrío. No poseo luz, pero sigo caminando. Sigo aquí donde me dejaste cuando cogiste el camino y me diste la espalda, en el mismo lugar pero no soy la misma. Cambié. Me cambiaste. Todo nos cambió. Sé que no eres el mismo. Lo presiento. Sabes que sentí terror en tu partida, sabes la de lágrimas que todavía tienen tu sabor. Sabes que fuiste el pilar pero también lo que me derrumbó. Pero preferiste huir sin motivos, o éstos los desconozco. Y eso me supera. Necesito respuestas. Necesitaba…
¿Cómo se olvida? Por instantes quiero ignorar lo sentido pero es más inmensa tu fuerza.
Mil preguntas que mi mente intentaba buscar respuestas, buscando el porqué de algo que jamás existió en ti , o sí pero ahora es cuando la venda cae, lenta, se desliza con la oscuridad que implantaste en mi mundo.
Necesitaba decirlo. Necesitaba expulsarlo. Necesitaba chillar en esta noche fría de invierno. Tenía que llorar. Tenía que gritar aunque no me escuches. Aunque jamás lo leas, aunque jamás te des cuenta de lo que fuiste para mi.
                                                               Me despido.
Me marcho. De tu mundo. No te espero. Necesito irme de ti, me consumes. Extrañar a quién ni te piensa es perder el tiempo y quiero vivir. Quiero creer, quiero volver a sonreír. Quiero bailar aunque no haya esa mirada cautivadora observándome. Quiero soñar. Necesito locura. Ansío melodías y la tuya retumba en mi mente.
Si vuelves me tendrás para escucharte, pero no para sentir. Cerré el corazón con mil candados. Si vuelves no te exigiré razones, ya no.
¿Y sabes? Necesito que seas feliz. Aunque no sea a mi lado. Ese hogar ansiado, lucha por él. Jamás llores. Jamás sientas frío. Pídele que te proteja, que te abrace en las noches, que te bese dulcemente. Dedícale esas canciones a la vida que debes vivir. Sonríe y vuelve loco al mundo.
Seguiré protegiendo tus sueños, las pesadillas se quedaron conmigo.
Jamás sabrás que te quise, jamás lo supiste. Ni yo lo supe. Jamás sabrás que te lloré, que te sigo llorando. 
           
          Nunca llegaste a entender que tuvimos el paraíso en                          nuestras  manos enlazadas.


                                                                                                                                        Isabella.
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